Las RRSS son un buen escaparate que nos permiten mostrar nuestro trabajo al mundo de una manera fácil y rápida, pero sus políticas no dependen de nosotros. Pueden bannearnos, hackearnos o modificar las normas de un día para otro y ver todo nuestro trabajo reducido a cenizas por causas ajenas. ¿Por qué darles todo el control?